Comentario
Este apartado, durante el quinientos, quedaría, en general, limitado a intervenciones o adiciones en edificios preexistentes. No obstante, existe una construcción de nueva planta, iniciada en 1532 y cuyas obras se prolongarán casi durante un siglo, que representa un interesante compromiso entre lo nuevo (gótico) y lo antiguo (clasicismo); se trata de la iglesia de San Eustaquio de París.
La iglesia de planta, estructuras y proporciones góticas, presenta arcos de medio punto, pilastras y decoración clasicista aunque esta última no es excesiva. Esta híbrida construcción resulta, de este modo, muy sobria respecto al gótico flamígero, fase del gran estilo medieval dominante en la arquitectura del siglo XV; por tanto, no estaríamos exactamente ante una prolongación del gótico, con elementos clasicistas. Si a esto unimos el sentido que adquiere el interior, iluminado con luz natural y no mediante vidrieras coloreadas, esencia de la espacialidad gótica, podremos entender quizá que se haya dicho, respecto a San Eustaquio, que estamos más bien ante un uso critico de los repertorios medievales, con fines polémicos ante el clasicismo, o que para hallar ejemplos góticos comparables debamos retrotraernos acaso a iglesias del siglo XIII, más sobrias que las del XV.
La última idea señalada resulta particularmente interesante en el caso de la fachada de San Miguel de Dijon, comenzada en 1537; insistiendo en el uso de elementos clasicistas -sobre todo, los arcos de medio punto- góticamente ensamblados, la estructura se nos convierte en una suerte de hastial románico.